jueves, 21 de marzo de 2019

Algo fácil. 

A veces es sencillo
déjame explicártelo en pocas palabras
a ver si no me agoto
si no se me seca el aliento repitiéndote
lo que a mí mismo tantas veces me repito.
Te echo de menos
palabras de día a día, de ir al supermercado
te echo de menos cualquier tarde
esta misma
la de dentro de dos días,
y el pensar que quizás mañana
no te despiertes sola
que dediques a otro alguien tu primera sonrisa
o que navegues por los sueños
con la vela de otra piel
se me agarra en el pecho
como una araña de acero.
No puedo tragar saliva
por eso nada me alimenta
este hambre de ti se ríe a mis espaldas
y le va contado a todo el mundo
que no soy capaz de pasar página.
Pero las paso, aunque están en blanco
trato de llenarlas
y los renglones se me tuercen
nada más empezarlos
al final todo son garabatos sin sentido
no los entiendo
la vida se convierte en un mal actor
improvisando
sin texto.
Pienso en ti
a todas horas
en lo nuestro
en todo lo bueno
en que llegar a tu cuerpo desnudo
cada noche
llenaba de aventura mi día a día.
Pienso en ti
en cada palabra que quiero decirte
y, déjame ser egoísta,
en lo mal que van a decírtelas
porque solo yo
rebuscaba y separaba del resto
aquellas que eran justo y solo para ti.
Pienso
en todo lo bueno
pienso también en lo malo y me concentro
hasta que entiendo que aun así
enumerando todo aquello que odiaba
te sigo echando de menos.
Déjame explicar solo eso
que si fuimos un error
no soy capaz de librarme
de esa punzada dentro de mí que me grita
que deberíamos
volver a cometernos.

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