Encuentro en un día cualquiera
las pistas para entender la añoranza
la desesperación consumida hasta los huesos
la amenaza constante de la lluvia
en estos ratos terribles
cuando la vida tirita
como una alimañana en un rincón.
Encuentro las pistas
y encuentro la verdad
pero no hay frontera que cruzar
la ciudad esta llena
de poemas ahogados en las calles
de poetas ahogados de poesía en los bares
de poesía ahogada de amor irresistible.
Encuentro que un día cualquiera
es y será cualquier día
encuentro los hombres de fe
como yo
perdidos en cualquier esquina pidiendo limosna
unas monedas o una sonrisa
un beso a cambio de mentiras piadosas
un rato en una cama
donde el tiempo decide mirar para otro lado.
Culaquier día como este
la ciudad y los poemas hablarán de las mismas cosas
y los corazones rotos gritarán
como predicadores lunáticos
que vendieron a su Dios por dos centavos
por un plato de comida caliente
la culpa de no gritar
amores imposibles bajo la lluvia
les arranca el ánimo y el alma.
Cualquier día los días pasarán sin que pesen
cualquier día la última cruz en el calendario
estará oxidada
cualquier día sin avisar
resultará que coges un autobús
sin más
sin buscar una mirada
sin mirar por la ventanilla
con la cabeza gacha esperando tu parada.
las pistas para entender la añoranza
la desesperación consumida hasta los huesos
la amenaza constante de la lluvia
en estos ratos terribles
cuando la vida tirita
como una alimañana en un rincón.
Encuentro las pistas
y encuentro la verdad
pero no hay frontera que cruzar
la ciudad esta llena
de poemas ahogados en las calles
de poetas ahogados de poesía en los bares
de poesía ahogada de amor irresistible.
Encuentro que un día cualquiera
es y será cualquier día
encuentro los hombres de fe
como yo
perdidos en cualquier esquina pidiendo limosna
unas monedas o una sonrisa
un beso a cambio de mentiras piadosas
un rato en una cama
donde el tiempo decide mirar para otro lado.
Culaquier día como este
la ciudad y los poemas hablarán de las mismas cosas
y los corazones rotos gritarán
como predicadores lunáticos
que vendieron a su Dios por dos centavos
por un plato de comida caliente
la culpa de no gritar
amores imposibles bajo la lluvia
les arranca el ánimo y el alma.
Cualquier día los días pasarán sin que pesen
cualquier día la última cruz en el calendario
estará oxidada
cualquier día sin avisar
resultará que coges un autobús
sin más
sin buscar una mirada
sin mirar por la ventanilla
con la cabeza gacha esperando tu parada.
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